Bedón

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Valle del río Bedón (Llanes)

viernes, 29 de abril de 2011

Con la venia

"Asturias es un paraíso natural en la Península Ibérica. Desde los abruptos acantilados del litoral hasta las altas cimas de sus montañas, el bosque y la campiña aprisionados, dan cobijo a una gran variedad de especies vegetales y animales que viven entre el frío y la aridez de las cumbres y el microclima templado de los valles y la costa. Pero su futuro es incierto; el hombre abusa de la Naturaleza, la maltrata y destruye."

Alfredo Noval Junquera (1928-2001)

Cuando allá por el año 1983 el gran naturalista asturiano Alfredo Noval escribía estas oportunas reflexiones en el prólogo a su obra "Asturias, nubes y bosques" difícilmente podía imaginar que 28 años después iban a estar plenamente vigentes. Aunque venido a menos, Asturias sigue siendo ciertamente un paraíso natural, pero su futuro permanece incierto, aunque no por las causas - industrialización excesiva - que entonces se atribuían a su decadencia. Hoy en día, a pesar de contar con el teórico amparo de muchas leyes protectoras de la naturaleza, a pesar de disponer de kilómetros cuadrados de espacios protegidos y a pesar de la mucha soltura con la que hablamos de desarrollo sostenible, el paisaje asturiano sigue desangrándose, perdiendo poco a poco el vigor y la salvaje belleza que antaño tuvo. Hoy en día los enemigos del paisaje asturiano son otros. Los primeros y peores, los políticos - presidentes, consejeros, diputados, senadores, delegados, alcaldes, concejales, etc, etc - que salvo menguadas excepciones, no lo valoran ni lo respetan, considerándolo meramente como un instrumento de propaganda electoral, cuando no un solar en potencia o un simple producto  de consumo turístico. La naturaleza asturiana está protegida sobre el papel. La realidad puede ser dolorosamente diferente.

¿Que hacer entonces?. Pues cualquier cosa menos rendirnos o atrincherarnos en una cómoda indiferencia. Si los políticos no saben o no quieren valorar las bellezas naturales de Asturias, es nuestra responsabilidad ciudadana defenderlas, como hicieron los pioneros del naturalismo asturiano. Y éste, aunque pequeño, será mi grano de arena. Paz y bien para ustedes, que diría San Francisco de Asís.